A pesar de todos los cambios y las circunstancias adversas las fiestas han resultado bastante amenas e interesantes. No se pudo celebrar la paella en todo su esplendor y con la grandiosidad de otras veces, pero sí resultaron entretenidas y muy dinámicas.
También se variaron algunos esquemas, como el de la misa, que en lugar de celebrarla en domingo y en la Iglesia se celebró el sábado y en el frontón. El intento de reforzar el momento de la paella y el reservar el domingo para honrar a las madres como se merecen y en un día tan especial, fueron los causantes del cambio de fecha y lugar.
Y no estuvo nada mal. Se participó activamente, fue una eucaristía muy dinámica y participada y, a pesar del sol y del calor, si pudimos dar gracias a Dios por todas las bondades que nos ofrece y pedirle que nos siga bendiciendo en todo momento y lugar.