Como dice el libro del Eclesiastés: “Hay un tiempo señalado para todo, tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar…”. Ahora estamos precisamente en el tiempo de concluir un curso e ir cerrando etapas y proyectos que nos ilusionaron tan sólo hace unos meses pero que se perciben caducos y transitorios para el próximo curso, cuando aparezca un nuevo año, con nuevos registros, con diferentes sueños e ilusiones distintas.
Lo mismo que en el aspecto académico nos sucede igual con tantos proyectos, métodos y sueños que se venían ejerciendo en el pasado. Uno de esos aspectos que vino tras la pandemia para resolver el problema de la cafetería en espacios interiores fue la llegada de la Foodtruck o de la “Genialeta”, que ha permanecido durante dos cursos en el colegio y que su periplo entre nosotros llega a su fin. En este momento nuestros caminos se separan ante los nuevos retos de unos y otros. La echaremos de menos y seguro que no pocos la echaremos de menos.
El Colegio San Agustín agradece la labor desempeñada a Ramón y María, los dueños de la Genialeta. Damos las gracias también a Ángel y Lorena, que nos han atendido y servido con todo cariño y les deseamos la mejor de las suertes en su nueva andadura.
En el colegio, si todo va bien, se volverá a abrir la cafetería y, desde allí se dará atención a los horarios de los recreos de los niños y, en la medida de lo posible, a las necesidades de los padres, siempre y cuando la normativa lo permita y no impida su normal desempeño.