Los ingratos no hemos sido nosotros…no, pues cada día, con nuestras quedadas, hemos compartido y agradecido las opiniones y sensaciones despertadas con nuestros libros leídos. Con la última de nuestras lecturas, Los ingratos, nos hemos metido en la piel de David “el Currete”, quien, como Daniel “el Mochuelo” de Delibes, buscó ese paraíso perdido que son la infancia y la adolescencia; y hemos buscado nuestros sabores de antaño, en esa España vaciada de los primeros años de la democracia.
Ha sido un pellizquito en el corazón con el que todos hemos recordado aquellos años de cintas de cassete, viajes sin cinturón de seguridad, programas de la tele en familia como el Un dos tres….En fin, hemos hecho inventario de recuerdos y nos hemos emocionado por ello.
Cerramos el curso con esta maravillosa novela, pero retomaremos nuestras quedadas no tardando, y avisamos….¡¡esto es contagioso!!